miércoles, 17 de febrero de 2016

4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ

4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ

  

ABUELO RUDY 4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ

         

Acompaño esta nueva travesura de Max und Moritz Una historieta en siete travesuras publicada por Wilhelm Busch en 1865

 

CUARTA TRAVESURA           

     A nadie estorba el saber
ni está de más aprender.
Conocer el alfabeto
merece el mayor respeto,
pero no basta con eso:
hay que avivar siempre el seso;
multiplicar es un arte
y el que parte, bien reparte,
pero no hay mejor lección
que de un sabio la opinión.
         
           
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
Maese Petrus, al respecto,
            era sabio y era recto.
            Max y Moritz, por lo tanto,
            lo odiaban Dios sabe cuánto,
            que el que es malo y es siniestro,
            no hace caso del maestro.
            Petras era probo, flaco
            y aficionado al tabaco,
            vicio que en otros es culpa
            y en él merece disculpa,
            porque ayuda a soportar
            fatigas y mal pasar.
            Max y Moritz, esta vez,
            traman otra insensatez:
            darle al maestro un buen susto
            con las pipas, y un disgusto.
              
           
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
Maese Petras, el domingo,
            como siempre sin distingo
            toca el órgano con brío
            en la iglesia de San Pío.
            Y aquellos dos revoltosos
            se introducen, cautelosos,
            en casa del organista,
            de las pipas tras la pista.
              
           
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
Max, con la cachimba en mano,
            se apresura: «¡Al grano, al grano!»,
            y Moritz carga y aprieta
            pólvora en la cazoleta.
            Luego se largan, deprisa,
            antes que acabe la misa.
              
           
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
Maese Petras reza un Ave
            y después cierra con llave;
            tras cumplir con su deber,
            que es de sabios menester,
              
           
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
regresa a casa contento
            en busca de esparcimiento.
              
          
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
  Las delicias del hogar
            son descansar y fumar.
              
           
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
«¡Gozar, aunque no se estila,
            de una conciencia tranquila!»
              
         
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
   ¡Cataplum! ¡Una explosión!
            ¡La cachimba hecha cañón!
            ¡Saltan jarro, taza, pluma,
            tabaco, tintero, en suma,
            se esparcen por el salón
            estufa, mesa y sillón!
              
         
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
   Cuando el humo se disipa,
            tras la explosión de la pipa,
            Maese Petrus, bien que vivo,
            tiene un aire llamativo
              
         
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
   de carbonero africano,
            disfrazado de cristiano.
            Y es grande su desconsuelo,
            porque no le queda un pelo.
            La escuela llora la ausencia
            del hondo pozo de ciencia.
            ¿Quién va a suplir sus funciones,
            sus magistrales lecciones?
            ¿Cómo va a fumar ahora,
            pensando en tan negra hora?
              
           
4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
Maese Petras mejoró,
            la cachimba, en cambio, no.
            La cuarta ha sido fatal,
y la quinta, otra que tal...



Nuevamente ¡GRACIAS! Mercedes Neuschäfer-Carlón por la Traducción

sábado, 13 de febrero de 2016

DE WILHELM BUSCH TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

DE WILHELM BUSCH

 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz



 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz



Max und Moritz Una historieta en siete travesuras fue escrito por Wilhelm Busch en 1865


Todo el pueblo conocía
a Segismundo García.
Confeccionaba gabanes,
tabardos y macferlanes,
levitas, capas, calzones,
zamarras y pantalones
aquel buen sastre García,
con indudable maestría.
Alargaba, remendaba,
estrechaba o ensanchaba
y pegaba los botones
sueltos de los pantalones
donde fuera y lo que fuera,
codo, cuello o la culera,
desde un roto a un descosido:
para sastre había nacido.
Por eso aquí todo el mundo
quiere tanto a Segismundo.
Max y Moritz, los villanos,
algo se traen entre manos:
de García es fiel vecino
un arroyo cristalino,
 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

y una tabla en el arroyo,
sirve al camino de apoyo.
 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

Max y Moritz, frente a frente,
sierran sigilosamente,
¡sierra que te serrarás,
hasta que no pueden más!
Junto al cuerpo del delito,
exclaman a voz en grito:
 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

«¡Sal, Segismundo, mal sastre!
¡Sal si te atreves, pillastre!».
El maestro Segismundo
nunca fue un hombre iracundo;
pero ante el ultraje aquel,
se le revolvió la hiel.

 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

Con la vara de medir
lo ven de casa salir,
y vuelve a mofarse de él
aquella pareja cruel.

 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

Llega al puente, de ella en pos,
¡y el puente se parte en dos!
 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

Cae al agua del torrente
y lo arrastra la corriente.
 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

Nadan por allí dos gansos,
aparentemente mansos,
y desesperado el sastre,
busca en las aves arrastre.
 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

Los gansos alzan el vuelo
y lo devuelven al suelo.
 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

¡A Segismundo, la broma,
lo deja al borde del coma!
 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

De aquella mortal fatiga
le entró dolor de barriga.

 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

Menos mal que su señora
con la plancha lo mejora:
un sencillo tratamiento
alivia al punto el tormento.

 TERCERA TRAVESURA DE Max y Moritz

Todo el pueblo se ha enterado:
¡Segismundo está curado!
La tercera fue fatal,
y la cuarta, otra que tal...

lunes, 8 de febrero de 2016

UNA NUEVA TRAVESURA DE MAX Y MORITZ

UNA NUEVA TRAVESURA DE 

MAX Y MORITZ

  
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch

2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch EN 1865 EN EL LIBRO “Una historieta en siete travesuras”




SEGUNDA TRAVESURA

 

 

            La viuda, apenas repuesta
            de tan dolorosa gesta,
            pensó que lo más prudente,
            oportuno y conveniente,
            era dar por fallecidos
            a aquellos seres queridos,
            y en recuerdo del pasado
            reunirlos en un asado.
            ¡Qué tristeza contemplar
            la desnudez, tan vulgar,
            de unos pollos desplumados,
            que en los días soleados
            le alegraban patio y huerta,
            escarbando, pico alerta!
              
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch

            ¡Ay, la viuda vuelve al llanto
            y el lulú casi otro tanto!
            Max y Moritz se la olieron:
            «¡Al tejado!», decidieron.
              
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch

            Desde allí, ¡qué gran idea!,
            se ven, por la chimenea,
            los pollos en la sartén,
            dorarse en un santiamén.
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch
              
            La viuda Blume trasiega
            con un plato en la bodega,
        
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch
      

            para sacar del barreño
            una chucrut que es un sueño,
            porque además de hacendosa,
            la viuda es mujer golosa.
            Mientras tanto, en el tejado,
            se prepara un atentado.
            Max, angelito del cielo,
            despliega caña y anzuelo.
        
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch
      

            ¡La pesca del pollo asado
            es un deporte arriesgado!
            ¡Hopla, ya picó el primero!
            ¡Y el segundo, y el tercero!
            Luego el cuarto, de un tirón,
            y se acabó la función.
            El lulú, muy sorprendido,
            suelta, de pronto, un ladrido,
            mientras la pareja, airosa,
            pone pies en polvorosa.
         
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch
     

            La viuda Blume no es sorda,
            ¡aquí se va a armar la gorda!
            «¡Dios del cielo! ¡Ave María!
            ¡La sartén está vacía!»
    
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch
          

            No queda ni un solo pollo.
            «¡Lulú, tragón! » ¡Ay, qué embrollo!

2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch
             

            «¡Chucho ladrón de lo ajeno,
            vas a saber lo que es bueno!»
       
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch
       

            A cucharazos le atiza
            una soberbia paliza;
            y el lulú gime y se aleja,
            sin comprender a la vieja.
       
2ª. TRAVESURA PUBLICADA POR Wilhelm Busch
       

            Max y Moritz, a cubierto,
            roncan a dúo un concierto.
            Y de aquel gran atracón,
            dos muslos testigos son.
            La segunda fue fatal,
            la tercera, otra que tal...




jueves, 4 de febrero de 2016

MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA

MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA


MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA



Como prometiera, acá va la primera travesura del libro escrito por Wilhelm Busch en 1865, sobre estos pícaros chicuelos, “Una historieta en siete travesuras”




         A las aves de corral
         se las mima, en general:
         el huevo de la gallina
         es el rey de la cocina,
         y el que menos corre, vuela,
         por un pollo a la cazuela;
         las plumas, para acabar,
         se pueden utilizar
         de relleno en los colchones,
         almohadillas y edredones.
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
Aquí está la viuda Blume,
         que de frío se consume.
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
Estas son sus tres gallinas
         y un gallo de Filipinas.
         Max y Moritz, al acecho,
         del dicho pasan al hecho.
         Con un pedazo de pan
         fraguan un astuto plan:
         burla, burlando, los mozos
         lo parten en cuatro trozos
         y los atan luego en cruz,
         veloces como la luz.
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
La pareja va y los deja
         en el patio de la vieja.
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
Cuando los divisa el gallo,
         canta y convoca al serrallo:
         «¡Por allá, no, por aquí,
         tac, tac, tac, quiquiriquí! ».
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
Como el pan es de su agrado
         se lo tragan de un bocado;
          
      
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
   y a la hora de marcharse
         ya no hay forma de soltarse.
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
Una tira, la otra afloja,
         sin encontrar vuelta de hoja.
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
Alza el vuelo el gallinero
         con singular desespero,
          
       
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
  hasta que, desventuradas,
         quedan de un árbol colgadas,
         cacareando a degüello
         mientras les resiste el cuello.
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
Aún ponen huevos, por suerte,
         y se las lleva la muerte.
          
        
La viuda Blume, su ama,
         las oye desde la cama.
          
     
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
    Presintiendo lo peor,
         sale de la casa, ¡ay, qué horror!
          
     
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
    «¡Ojos que los veis, llorad,
         volad nostalgias, volad!
         ¡Mis sueños penden en vano,
         de la rama de un manzano! »
          
        
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
Con el corazón doliente
         latiéndole amargamente,
         la viuda, cuchillo en mano,
         corta aquel nudo gordiano,
          
      
MAX Y MORITZ: PRIMERA TRAVESURA
   y con un mudo lamento,
         se reintegra a su aposento.
         La primera fue fatal,
         la segunda, otra que tal...


 Danke, Wilhelm Busch!


Traducción: Mercedes Neuschäfer-Carlón: Danke!!!