4ª. TRAVESURA DE MAX Y MORITZ
Acompaño esta nueva travesura de Max und Moritz Una historieta en siete travesuras publicada por Wilhelm Busch en 1865
CUARTA TRAVESURA
A nadie estorba el saber
ni está de más aprender.
Conocer el alfabeto
merece el mayor respeto,
pero no basta con eso:
hay que avivar siempre el seso;
multiplicar es un arte
y el que parte, bien reparte,
pero no hay mejor lección
que de un sabio la opinión.
era sabio y era recto.
Max y Moritz, por lo tanto,
lo odiaban Dios sabe cuánto,
que el que es malo y es siniestro,
no hace caso del maestro.
Petras era probo, flaco
y aficionado al tabaco,
vicio que en otros es culpa
y en él merece disculpa,
porque ayuda a soportar
fatigas y mal pasar.
Max y Moritz, esta vez,
traman otra insensatez:
darle al maestro un buen susto
con las pipas, y un disgusto.
como siempre sin distingo
toca el órgano con brío
en la iglesia de San Pío.
Y aquellos dos revoltosos
se introducen, cautelosos,
en casa del organista,
de las pipas tras la pista.
se apresura: «¡Al grano, al grano!»,
y Moritz carga y aprieta
pólvora en la cazoleta.
Luego se largan, deprisa,
antes que acabe la misa.
y después cierra con llave;
tras cumplir con su deber,
que es de sabios menester,
en busca de esparcimiento.
son descansar y fumar.
de una conciencia tranquila!»
¡La cachimba hecha cañón!
¡Saltan jarro, taza, pluma,
tabaco, tintero, en suma,
se esparcen por el salón
estufa, mesa y sillón!
tras la explosión de la pipa,
Maese Petrus, bien que vivo,
tiene un aire llamativo
disfrazado de cristiano.
Y es grande su desconsuelo,
porque no le queda un pelo.
La escuela llora la ausencia
del hondo pozo de ciencia.
¿Quién va a suplir sus funciones,
sus magistrales lecciones?
¿Cómo va a fumar ahora,
pensando en tan negra hora?
la cachimba, en cambio, no.
La cuarta ha sido fatal,
y la quinta, otra que tal...
Nuevamente ¡GRACIAS! Mercedes Neuschäfer-Carlón por la Traducción
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