viernes, 16 de octubre de 2015

El león, la zorra y el asno

El león, la zorra y el asno





FABULA DE ESOPO

El león, la zorra y el asno se asociaron para ir de caza.
Cuando ya tuvieron bastante, dijo el león al asno que repartiera entre los tres el botín. Hizo el asno tres partes iguales y le pidió al león que escogiera la suya. Indignado por haber hecho las tres partes iguales, saltó sobre él y lo devoró.
Entonces pidió a la zorra que fuera ella quien repartiera.
La zorra hizo un montón de casi todo, dejando en el otro grupo sólo unas piltrafas. Llamó al león para que escogiera de nuevo.
Al ver aquello, le preguntó el león que quien le había enseñado a repartir tan bien.
-- ¡ Pues el asno, señor !

Siempre es bueno no despreciar el error ajeno y más bien aprender de él.

lunes, 12 de octubre de 2015

EL GLOBO BLANCO

EL GLOBO BLANCO



Había una vez un lindo globo blanco que, recién hinchado, esperaba paciente, atado a un pequeño palo de madera, a que alguien viniera a recogerlo de la tienda donde se encontraba. 

A un niño llamado Pedro le gustaban mucho los globos y el día de su cumpleaños su abuelita le regaló unas monedas con las que Pedro feliz fue corriendo a la tienda a comprarse un montón de globos.

- Por favor deme ese globo rojo, y ese azul, y el verde, el naranja, y el amarillo, también quiero ese blanco... - le dijo emocionado al dueño de la tienda.

Pedro regresó a su casa con el ramillete enorme de globos hinchados con helio. Los globos se movían con el aire sujetos con su hilo a la mano de Pedro y daba mucha alegría verlos tan coloridos. El pequeño globo blanco se sentía feliz de salir por fin de la tienda, aunque un poco acomplejado por no tener un color vivo y alegre como sus demas compañeros.

Al llegar a casa, Pedro subió corriendo a su habitación y ato el extremo de todos los cordones en la baranda de su balcón.

La gente que pasaba por la calle miraba hacia arriba para contemplar los bonitos globos de colores. El blanco continuaba algo tristón por no tener color, pero al mismo tiempo emocionado por haber emprendido una nueva vida.

Pedro se sentía muy contento con su nueva adquisición.

Por la noche, cuando Pedro ya dormía, los globos se dispusieron también a dormir, bajo la luz de las estrellas. Todos menos uno. El globito de color blanco contemplaba el cielo estrellado, pensando en todo lo que podría estar pendiéndose estando ahi atado, y se sintió algo decepcionado.

A la mañana siguiente Pedro dando un salto de su cama los miró durante un rato. 

- Que globos más bonitos tengo - pensó

Aquella fresca mañana de primavera el globo blanco, que había pasado toda la noche despierto, continuó mirando al cielo ensimismado con la luz del sol que teñía el cielo de un intenso azul, los pájaros revoloteando, el viento meciéndolo suavemente...mientras sus compañeros miraban hacia la calle y se hinchaban de orgullo cuando la gente los miraba.

- ¿ No os gustaría poder ascender hacia allá lo alto y surcar el cielo ? - les pregunto de repente el globo blanco a sus compañeros:

- ¡ Que va! yo estoy muy a gusto aquí en el balcón mecido por el aire - respondió el globo azul.

- A mí me gusta estar aquí agarradito y cómodo - dijo el globo rojo.

- ¡ Pues yo digo lo mismo! - exclamo el globo amarillo - se está muy bien aquí!

- sí, se está muy bien aquí sin tener que preocuparse por nada - asintieron los demás globos al unísono.

El globito blanco se quedo en silencio pensando en que esa no era la vida que él había deseado y quería llevar. Él quería experimentar nuevas emociones, disfrutar nuevas experiencias y sobre todo aprender cosas nuevas.

Aquel día por la tarde una paloma se posó sobre la baranda del balcón y curiosa contemplaba los globos.

El globo blanco la vio y la saludo :

- Hola

- Hola - respondió la paloma al saludo mientras ahuecaba sus plumas.

EL globo blanco sin pensárselo dos veces le preguntó a la paloma:

- ¿ Tú podrías ayudarme ?
- ¿ Yo ? ¿ Que quieres que haga ? - dijo la paloma.

- Quiero soltarme de mi cordoncito y ser libre.

La paloma lo contemplo durante unos instantes y le preguntó

- ¿ Acaso no estás bien aquí con tus amigos ?

- No demasiado- respondió el globo - no estoy tan mal aquí y mis compañeros son agradables, pero no es esto lo que yo quiero, yo quiero más, quiero sentir, experimentar, aprender. 

La paloma sonrió y dijo - Hay tantas cosas por descubrir...

- Entonces ayúdame ! corta mi hilo por favor !

La paloma se acercó al manojo de hilos y buscó el hilo que sujetaba el globo blanco, lo agarró con su pico y con un movimiento certero lo seccionó.

El globo banco comenzó a elevarse hacia el cielo.

- ¡ Muchísimas gracias ! exclamó emocionado el pequeño globo.

- ¡ De nada amigo ! - le dijo la paloma saludándolo con su ala - aprovecha el tiempo todo lo que puedas, descubre, aprende ¡ y se feliz !.

El globo emprendió entonces su aventura surcando los cielos. Conoció muchos lugares, que vistos desde el aire se veían espectaculares.

Recorrió la ciudad y sus alrededores dejándose llevar por el viento, yendo de un lugar a otro. Aprendió como se hacían los zapatos al observar a un zapatero trabajando en su patio, supo cómo se ordeñaba una vaca al sobrevolar una granja, vio como se hacían los tablones de madera al pasar por la serrería, comprendió como se ganaba la gente la vida contemplando a un antenista colocando una antena en un tejado, a un pintor pintando la fachada de una casa y al policía dirigiendo el tráfico del centro de la ciudad, y ¡ hasta comprendió y aprendió las normas de circulación viarias !.

El color blanco de su cuerpo fue tiñendose de vivos colores a medida que aprendía algo nuevo. Varios colores de lindos tonos teñían ahora el color blanco.

El globito también experimentó y descubrió nuevas emociones y sentimientos.

Se emocionó viendo a un águila en su nido en lo alto del cerro en las afueras dándole de comer a su polluelo

- ¡ Hasta siempre mamá águila ! - le gritó mientras continuaba su camino por el aire.

Se enfadó al ver a un niño en un camino haciéndole la trabanqueta a otro niño que cayó al suelo lastimándose.

- ¡ No seas tan malo ! - le increpó desde el aire.

Se asustó al ver como un coche casi atropella a una niña que no estaba cruzando por el paso de cebra en la entrada de la ciudad.

- ! Hay niña ten cuidado cuando vayas por la calle! - exclamó el globito.

También sintió alegría al ver pasar junto a él a una bandada de patos que regresaban del sur y lo saludaron con sus divertidos graznidos

- ¡ Bienvenidos amigos ! - Saludó feliz el globo.

¡ cuántas cosas estaba descubriendo,aprendiendo y sintiendo !

Ahora el globo tenía ya muchísimos nuevos colores y era muy hermoso. ¡ Se sentía muy feliz !

Se acordó de sus compañeros de baranda y se sintió un poco triste por ellos.

- Que lástima - pensó - ellos se conformaron con lo que ya tenían y jamás van a vivir las cosas que yo estoy viviendo, ni van a conocer todo lo que yo estoy experimentando y sobretodo aprendiendo.

Mientras tanto, a lo lejos, en aquel balcón, los colores de los otros globos que allí habían quedado, hiban palideciendo poco a poco, perdiendo su color y su brillo, presos de la monotonía y la falta de estimulos.

El globo aventurero, curioso y con ansias de aprender y descubrir, siguió y siguió volando y volando por los aires, aprendiendo de absolutamente todo lo que veía y conociendo y sintiendo emociones nuevas. 

Siguió su camino, convertido en un hermoso globo multicolor, descubriendo el mundo y la vida que bullía en él, sintiéndose un globo afortunado por todo lo vivido y todo lo que le quedaba por vivir.


Gracias Merce Jou

EL LEÓN Y EL DELFÍN

EL LEÓN Y EL DELFÍN


Paseaba un león por una playa y vio a un delfín asomar su cabeza fuera del agua. Le propuso entonces una alianza:
-- Nos conviene unirnos a ambos, siendo tu el rey de los animales del mar y yo el de los terrestres-- le dijo.
Aceptó gustoso el delfín. Y el león, quien desde hacía tiempo se hallaba en guerra contra un loro salvaje, llamó al defín a que le ayudara. Intentó el delfín salir del agua, mas no lo consiguió, por lo que el león lo acusó de traidor.
-- ¡ No soy yo el culpable ni a quien debes acusar, sino a la Naturaleza -- respondió el delfín --, porque ella es quien me hizo acuático y no me permite pasar
a la tierra !


Cuando busques alianzas, fíjate que tus aliados estén en verdad capacitados de unirte a tí en lo pactado.

EL CARBUNCLO, ETERNO GUARDIÁN

EL CARBUNCLO, ETERNO GUARDIÁN


Cuenta la leyenda que los Andes aún esconden el tesoro que los españoles no pudieron robarles a los incas. Desde la cumbre del Aconcagua hasta en la última de las montañas está mimetizado, por nadie se dejará ver. Es fiel a los quechuas, que, huyendo de la tiranía, se dispersaron. La cordillera no tiene apuro, los espera para entregarles el oro y la plata que les fueron robados por los conquistadores.
Los dioses incas han dejado instrucciones: el carbunclo, obediente, espera quieto y silencioso pero con los ojos puestos en toda la línea del horizonte y en las cavernas de los abismos. Porque nunca debe cerrar los ojos, le han encomendado que vigile si regresan los que fueron humillados y masacrados por la codicia.
Cuando. un lugareño de las montañas acompaña a algún viajero, debe advertirle sobre la posible presencia del carbunclo, porque el pánico del extranjero al vislumbrar ese extraño resplandor que mete miedo en los huesos y en la lengua es tal que deben volver al rancho a tomar un brebaje para los nervios.
Ese resplandor, que estalla en rojos, amarillos y azules plateados, suele verse muy bien en noches sin luna. Inevitablemente los viajeros sienten interés por el tesoro a cargo de ese ser extraordinario. Hay quien dice que en  verdad el carbunclo es un quechua enmascarado por los dioses, que esconde en alguna cueva de la cordillera la fortuna deslumbrante.
Los que lo han visto aseguran que el carbunclo es pequeño, tiene el tamaño y la forma de una tortuguita y su caparazón está cubierta de piedras preciosas que aún desconocen los mortales. Sus huesos son de oro y plata y, su sangre, de fuego. Es por eso que durante las noches debe salir a beber agua fresca de las cascadas y manantiales de los cerros, para aplacar la sed que le causan las llamaradas de sus venas-hechas con hilo de cobre sagrado.
La codicia de los conquistadores no logró arrebatar todo. Los dioses se negaron a entregar los más ricos tesoros porque saben que un día servirán para devolver la felicidad a los descendientes de todos los indígenas que fueron humillados y muertos.
Dicen que el carbunclo no es de andar de día, cuando sale el sol se apresura a refugiarse en las grutas; que es muy bondadoso y puede, a simple vista, ver el alma de los hombres, por eso a los que tienen buen corazón les hace descubrir vetas de oro.
Cuenta una leyenda que una vez un conquistador quiso engañado y le preparó una emboscada: su objetivo era quitarle todo, para luego asesinado. Muy lejano al de la riqueza fue el destino del hombre. El carbunclo, al saberse amenazado, no dudó: lo fulminó con el resplandor de las piedras preciosas.
El resultado de la codicia fue la ceguera. El español, ciego, mientras huía trastabilló y terminó en un hoyo colmado de ratas hambrientas que lo devoraron. Por eso, aunque nadie sepa donde vive, todos conocen su custodia, atento para actuar cuando sea necesario, para obsequiar o para castigar, según sea el caso.












miércoles, 7 de octubre de 2015

El Ángel de los niños

El Ángel de los niños



Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios: 

- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo vivir? tan pequeño e indefenso como soy. 


- Entre muchos ángeles escogí uno para tí, que te está esperando y que te cuidará. 


- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz. 


- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz. 


-¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres? 


- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar. 


-¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo? 


- Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme. 


- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá? 

- Tu ángel te defenderá más aún a costa de su propia vida. 



- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor. 


- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado. 


En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando... 


-¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre!. ¿Cómo se llama mi ángel? 


- Su nombre no importa, tu le dirás : MAMÁ.

LEYENDA "LAS TERMAS DE CACHEUTA"

LEYENDA "LAS TERMAS DE CACHEUTA"


Esto pasó en el año 1532. Se cuenta que un chasqui llegó a las tierras de Cacheuta, poderoso cacique que dominaba las tierras de la actual Mendoza y los valles aledaños. El joven emisario no traía buenas nuevas: el gran Atahualpa, el señor inca, heredero del Inti, había sido tomado prisionero y los pueblos hermanos pedían ayuda.
Cacheuta era un cacique guerrero sumamente solidario y no escatimó esfuerzos para organizar la campaña de liberación del señor de todos los quechuas. Exigió colaboración a sus súbditos y unos días después ya estaba todo preparado: un grupo de llamas esperaba cargado con petacas de cuero repletas de objetos de oro y plata. Los hombres, listos para emprender el viaje de rescate.
La expedición partió. El plan era sencillo: el oro y la plata negociarían la libertad del soberano de los quechuas. Pero el camino, con senderos angostos y peligrosos, no era tan sencillo. Los vericuetos de la montaña, que en un principio resultaron nefastos, sirvieron de reparo ante un posible ataque, al distinguir a lo lejos un puñado de gente armada que no resultaba amiga.
Resguardados tras un recodo los indígenas se pusieron en guardia y, por las dudas, escondieron rápidamente los tesoros en una grieta del cerro.
El grupo que de lejos parecía pequeño no lo era tanto, y el encuentro fue sangriento. Cacheuta murió, sus vasallos fueron valerosos, pero los otros los superaban en número y en armamentos: los dominaron.
Sin embargo, no pudieron los vencedores sacarles una palabra sobre lo escondido en la montaña. Pero como estaban en el lugar adecuado y la tierra que tapaba la grieta se notaba recién trabajada, llegaron al sitio del tesoro y se dispusieron a sustraerlo.
Entonces algo pasó: chorros de agua hirviendo surgieron de entre las piedras quemando a los traidores. Murieron en el acto, allí, al Iado de las codiciadas riquezas.
Cacheuta también falleció, pero su espíritu indomable fue el que hizo brotar el agua que terminó con los que no le permitieron cumplir su objetivo.
Para los lugareños, esas aguas son el símbolo de la solidaridad humana, llevan en sí la nobleza de su origen: la hermandad de los pueblos por su libertad. Desde entonces, se brindan generosas a los que acuden buscando alivio para sus males.






Las moscas

Las moscas




De un panal se derramó su deliciosa miel, y las moscas acudieron ansiosas a devorarla. Y era tan dulce que no podían dejarla. Pero sus patas se fueron prendiendo en la miel y no pudieron alzar el vuelo de nuevo. Ya a punto de ahogarse en su tesoro, exclamaron:
-- ¡ Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer !

Toma siempre las cosas más bellas de tu vida con serenidad, poco a poco, para que las disfrutes plenamente. No te vayas a ahogar dentro de ellas.