viernes, 29 de mayo de 2015

LA LEYENDA DEL BERMEJO Y EL PILCOMAYO

LA LEYENDA DEL BERMEJO Y EL PILCOMAYO



Cuenta la leyenda que, después de la creación, Tupá (Dios) confió a Guarán la administración del Gran Chaco, que se extendía más allá de la selva. Y Guarán comenzó la gran tarea. Cuidó de la fauna y la flora, de la tierra y de los montes, y también gobernó sabiamente a su pueblo, logrando una verdadera civilización. Guarán tuvo dos hijos: Tuvichavé, el mayor, que era impetuoso y decidido; y Michiveva, el menor más reposado y pacífico.
Guarán, antes de morir, entregó a sus hijos la administración del Gran Chaco, y fue  entonces cuando comenzaron las peleas entre los dos hermanos, ya que ambos tenían opiniones diferentes respecto de cómo manejar los asuntos de la región.
Un día apareció Aña (genio del mal) quien les aconsejó que compitieran entre sí con destreza para resolver las cuestiones que los enfrentaban. Tuvichavé y Michiveva, cegados por sus diferencias, decidieron hacerle caso. Subieron a los cerros que lindaban con el Gran Chaco y, para disputar su hegemonía sobre el territorio, acordaron realizar diversas pruebas de habilidad. En una de esas pruebas, Michiveva lanzó una flecha contra un árbol que servía de blanco, pero Añá hizo de las suyas, y la flecha fue a dar en el corazón de Tuvichavé. Al instante, la sangre brotó con fuerza y comenzó a bajar por los cerros, internándose en el Chaco y dando nacimiento a un río de color rojo: el Bermejo.
Al darse cuenta de lo que había hecho, Michiveya lloró. Y lloró tanto, que sus lágrimas corrieron tras el río de sangre de su hermano Así se formó el Pilcomayo, siempre a la par del Bermejo.

El Gran Chaco quedó sin jefe, pero siguió prosperando bajo el cuidado de la naturaleza, regado por las aguas de los dos grandes ríos.

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