lunes, 20 de abril de 2015

LA CRUZ DE LOS MILAGROS

LA CRUZ DE LOS MILAGROS



Hay en la Iglesia del Milagro, en Corrientes, una rústica cruz que
es venerada con el nombre de "Cruz de los Milagros". Una curiosa
leyenda justifica ese nombre.

Cada año, el 3 de mayo, los correntinos celebran con fervor religioso la fiesta de la Cruz de los Milagros. Desde 1806, por disposición del obispo de Buenos Aires, Monseñor Benito de Lue y Riega, la fiesta en honor a la Cruz de los Milagros se conmemora dicho día.
En ese sentido, el mes de Corrientes transcurre entre esas dos fechas significativas: la fundación de Corrientes (3 de abril) y la fiesta de la Cruz de los Milagros (3 de mayo).

SU LEYENDA: Cuenta la tradición que los españoles, cuando fundaron San Juan de Vera de las Siete Corrientes, llamado hoy Corrientes, después de
elegir el lugar y antes de levantar el fuerte, decidieron erigir una
gran cruz, símbolo de su fe cristiana.

La construyeron con una rama seca del bosque vecino, la plantaron
luego, y a su alrededor edificaron el fuerte, con ramas y troncos de
la selva.

Construido el fuerte y encerrados en él, los españoles se defendían
de los asaltos que, desde el día siguiente, les llevaban sin cesar
las tribus de los guaraníes, a los cuales derrotaban diariamente, con
tanta astucia como denuedo. Los indios, de un natural impresionable,
atribuían sus desastres a la cruz, por lo que decidieron quemarla,
para destruir su maleficio. Se retiraron a sus selvas, en espera de
una ocasión favorable, la cual se les presentó un día en que los
españoles, por exceso de confianza, dejaron el fuerte casi
abandonado.

La indiada, en gran número, rodeó la población, en tanto que huían
los pocos españoles de la guardia, escondiéndose entre los
matorrales.

Con ramas de quebracho hicieron los indios una gran hoguera, al pie
de la cruz que se levantaba en medio del fuerte. las llamas lamían la
madera sin quemarla; un indio tomó una rama encendida y la acercó a
los brazos del madero; entonces, en el cielo límpido, fue vista de
pronto una nube, de la cual partió un rayo que dio muerte al salvaje.

Cuando los otros guaraníes lo vieron caer fulminado a los pies de
la cruz, huyeron despavoridos a sus selvas, convencidos de que el
mismo cielo protegía a los hombres blancos. Los españoles, que
escondidos entre la maleza presenciaban tan asombrosa escena,
divulgaron luego este suceso, que no cayó, por cierto en el olvido.
En la Iglesia del Milagro, en Corrientes, se encuentra hoy la Cruz de
los Milagros: se la guarda en una caja de cristal de roca, donada por
la colectividad española. 

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