Ocio y
Labor
Había una vez una joven doncella quien era muy linda,
pero ociosa y negligente. Cuando ella tenía que hilar, se ponía de tan mal
genio que si topaba con un pequeño nudo en el lino, inmediatamente sacaba
toda la carrucha y lo tiraba al suelo al lado de ella. Pero ella tenía a una
criada que era muy laboriosa, y recogía las carruchas y los trozos de lino que
eran tirados por la doncella, los limpiaba y los afinaba, y con ellos se había
hecho un hermoso vestido para sí misma.
Había también un hombre joven que cortejaba a la muchacha perezosa, y la
boda estaba a punto de efectuarse. En vísperas de la boda, la laboriosa criada
bailaba alegremente con su vestido bonito, y la novia dijo,--"¡Hey, como brinca aquella muchacha, vestida con mis desperdicios.!"-
El novio oyó aquella expresión, y preguntó a la novia qué quiso ella decir con eso. Entonces le dijo que esa muchacha estaba usando un vestido hecho del lino que ella había tirado al suelo como sobras y desperdicios. Cuando el novio oyó eso, y vio lo ociosa que ella era, y cuan laboriosa era la muchacha pobre, él la dejó y fue donde la criada, a la que eligió como su esposa.
Enseñanza:
La laboriosidad es siempre mil veces más bella que la ociosidad.
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